Objetivo de la evaluación
Con base a este texto y el
cuestionario de la primera evaluación, como referentes teóricos, se
les pedirá realizar un ensayo propio, original, que evidencie su
interés y competencia profesional sobre el tema
*IMPORTANTE:
.-Las
Evaluaciones segunda y tercera serán consideradas en un solo trabajo
o sea tiene el
peso de las dos evaluaciones , el resultado será el mismo para los
dos cortes.
.-Se
puede realizar el trabajo en equipo que no pasen de tres integrantes.
Temas
2 y 3.- Conceptos Básicos del Colonialismo y Decolonialismo
Vamos
a trabajar el tema: El Pensamiento Decolonial ¿Qué Es?.
El
“Pensamiento Decolonial”, es la expresión que hace referencia a
una teoría que se refiere a un enfoque o análisis crítico surgido
en los países latinoamericanos y del caribe, con un fuerte
cuestionamiento al proceso civilizatorio desarrollado en tierras
americanas por Europa.
“Las
5 premisas del pensamiento decolonial
EL SURGIMIENTO DE LA MODERNIDAD COMO FALSO PROYECTO CIVILIZATORIO:
En 1492 Cristóbal Colón llega a América y se encuentra con unas
poblaciones de las cuales se desconoce todo. Estas nuevas gentes
hablan diferente, visten diferente,se organizan socialmente de forma
diferente, tienen otros dioses, etc. A partir de este hallazgo, y a
todo lo largo del siglo XV, se inicia un proceso de dominio
imperialista que se fundamenta en el establecimiento de una jerarquía
racial a nivel mundial. Se establece la existencia de un “mundo
civilizado”, un mundo moderno, que es Europa, en contraposición a
un “mundo no civilizado”, pre-moderno, habitado por personas
sub-humanas (América) y no humanas (África).
EL RACISMO COMO ESTRUCTURA: Esta jerarquización racial
mundial que divide al planeta en un mundo civilizado y otro no
civilizado deviene en excusa perfecta para justificar los procesos
colonizadores. Con el pretexto de que su deber es “civilizar” a
estos pueblos, llevarles la modernidad, Europa invade, extermina,
explota, esclaviza, viola y expolia a estos pueblos y sus gentes. La
justificación racial se convierte en la base de los procesos
colonizadores a nivel global.
EPISTEMICIDIO: Esta explotación y exterminio no solo ocurrió
en el plano de lo económico, de etnias o de determinados aspectos
culturales. La colonización implicó un proceso que algunos autores
decoloniales definen como epistemicidio, es decir, la aniquilación
de saberes ancestrales y comunitarios, y la aniquilación de las
formas en que estos saberes se creaban, aprendían y transmitían.
MATRIZ COLONIAL DEL PODER: Los procesos colonizadores, por
tanto, no solo implicaron el exterminio de cuerpos y saberes, sino
que también implantaron una nueva cosmovisión, una matriz colonial,
que tuvo que ser adquirida a la fuerza por los pueblos colonizados.
Una vez que los procesos colonizadores terminaron, en las elites
criollas el pensamiento occidental ya se había instalado como el
pensamiento correcto, verdadero y único, viéndose todo lo propio
como algo atrasado y cercano a lo animal. En resumen, como algo
pre-moderno.
COLONIALISMO VS COLONIALIDAD: Por este motivo, el pensamiento
decolonial sostiene que hay que diferenciar entre colonialismo, que
se refiere al proceso político-militar que se despliega en un país
con el fin de subordinarlo y explotarlo económicamente; y
colonialidad, que es un fenómeno mucho más complejo, vinculado a la
matriz colonial del poder. La colonialidad hace referencia a cómo
las jerarquía raciales, territoriales, epistémicas y culturales,
impuestas por Europa a partir de 1492, terminaron siendo
naturalizadas e interiorizadas por los pueblos colonizados,
especialmente por sus elites criollas, a tal punto de reproducir el
patrón de explotación basado en la creencia de que lo europeo y
occidental representa el ideal a alcanzar, mientras que lo propio, lo
ancestral, representa aquello de lo que hay que huir y renegar. Esto
quiere decir que, aunque los procesos colonizadores hayan terminando
“formalmente”, los pueblos que fueron colonia siguen colonizados
mental, psicológica y culturalmente y que, por tanto, se sigan
inferiorizando sus conocimientos, sus experiencias y formas de vida.”
Guerra Cáceres,Paula y Zuñiga Contreras,Ricardo (2019). Manual Decolonial y Comunicación. Estrategias contra el racismo.
Madrid-España: Alianza por la Solidaridad 2018. pp.12-
REFERENCIAS:
Manual Decolonial y
Comunicación. Estrategias contra el racismo.
En
:https://www.alianzaporlasolidaridad.org/axs2020/wp-content/uploads/Manual-estrategias-contra-el-racismo-y-comunicación.pdf
Para ampliar el concepto de
Decolonialidad ver:https://es.wikipedia.org/wiki/Decolonialidad
Texto para analizar para la evaluación
LA VISITA
DEL REY FELIPE VI A PUERTO RICO: a los quinientos años de la
fundación de la ciudad capital, San Juan.
Escrito por Alejandro Torres Rivera
En los pasados días Puerto Rico recibió, por invitación del
gobierno colonial del país y del alcalde de la ciudad capital, San
Juan, la visita del monarca español, el Rey Felipe VI. Le acompañó
durante su estadía una delegación comercial integrada por
representantes del gobierno español que hoy encabeza el Partido
Socialista Obrero Español (PSOE). La contraparte en Puerto Rico, la
conformaron representantes del gobierno afiliados al Partido Nuevo
Progresista, partido que controla el Poder Ejecutivo y promueve la
anexión de Puerto Rico a los Estados Unidos. Como era de esperarse,
mientras a nivel gubernamental se desarrollaron diversas reuniones,
cenas, recorridos por las calles del Viejo San Juan y encuentros; a
nivel popular, hubo también manifestaciones de repudio a la visita,
posiblemente la más impactante, el derribo de la estatua del
conquistador Juan Ponce de León del pedestal en que se encontraba
ubicada en la plaza San José del viejo San Juan.
De acuerdo con el Diccionario de la Lengua Española, el término
“monarquía” significa: “Organización del Estado en la que la
jefatura y representación supremas son ejercidas por una persona
que, a título de rey ha recibido el poder por vía hereditaria y
puede transmitirlo del mismo modo.” Se menciona en dicho
Diccionario la existencia de monarquías absolutas, en las cual todos
los poderes políticos se concentran en la figura del rey o reina; de
monarquías liberales, que son aquellas establecidas en los países
europeos luego de las guerras napoleónicas; de monarquías
parlamentarias, que son aquellas en las cuales el rey o la reina
simboliza la unidad del Estado; y finalmente, monarquías
representativas, que son aquellas en las cuales el rey o la reina
asumen la jefatura del Estado, aunque los poderes políticos se
ejercen por representantes elegidos directamente por el pueblo.
De acuerdo con la Constitución española de 1978, aprobada durante
el reinado del hoy Rey Emérito Juan Carlos I, ratificada por las
Cortes españolas y el pueblo, en su Artículo 1, Sección 3
establece que, la “forma política del Estado español es la
Monarquía parlamentaria. El Título II, Artículo 56, Sección1 de
la Constitución, se denomina “De la Corona”. En él se expresa
que “el Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y
permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las
instituciones, asume la más alta representación del Estado español
en las relaciones internacionales, especialmente con las naciones de
su comunidad histórica, y ejerce las funciones que le atribuyen
expresamente la Constitución y las leyes.” La Sección 3, por su
parte, indica que “la persona del Rey es inviolable y no está
sujeta a responsabilidad.” No obstante, el Artículo 64 dispone que
sus actos, “serán refrendados por el Presidente del Gobierno” y
por los Ministros competentes. Señala también que de “los actos
del Rey serán responsables las personas que los refrenden.”
El carácter parasitario del Rey y de su familia lo establece el
Artículo 65, el cual consigna que “el Rey recibe de los
Presupuestos del Estado una cantidad global para el sostenimiento de
su Familia y Casa, y distribuye libremente la misma.” Entre otras
funciones que se le atribuyen, el Artículo 63 establece que el Rey
“acredita a los embajadores y representantes diplomáticos”,
quienes se acreditan ante él; da el consentimiento del Estado para
obligarse internacionalmente por medio de tratados, de conformidad
con la Constitución y las leyes”; declara la guerra y hace la paz.
Entre las atribuciones que le reconoce la Constitución, el Rey
sanciona y promulga leyes; convoca y disuelve las Cortes; convoca
referéndums en los casos previstos por la Constitución; propone el
candidato a la presidencia del Gobierno o le pone fin a sus
funciones; nombra y separa, a propuesta del Presidente, ministros del
Gobierno; expide los decretos que acuerda el Consejo de Ministros,
confiere empleos civiles y concede honores y distinciones conforme a
las leyes; tiene derecho a ser informado de los asuntos del Estado y
preside las sesiones del Consejo de Ministros; es el jefe supremo de
las Fuerzas Armadas; ejerce el derecho de gracia con arreglo a la
ley; y el Alto Patronazgo de las Reales Academias.
La Corona de España es hereditaria siguiendo un orden que establece
en el primer plano la primogenitura, por lo que el Príncipe
Heredero, desde su nacimiento, sea hombre o mujer, tendrá el título
de Príncipe de Asturias.
Como puede notarse, la monarquía española y en particular el Rey,
es una figura que no tiene cabida dentro del marco de las
instituciones que existen bajo la Constitución de los Estados Unidos
de América o de la Constitución colonial de Puerto Rico. De hecho,
en nuestro caso, una de las demandas contenidas en la Ley 600 de
1950, en su Artículo 2, fue que el diseño de la Constitución que
se autorizaba llevar a cabo, “deberá crear un gobierno republicano
en forma y deberá incluir una carta de derechos”. La estructura de
gobierno que tiene Puerto Rico choca con cualquier noción de
monarquía.
En Puerto Rico, más allá del hecho de cuatro siglos de dominación
colonial española sobre nuestro pueblo, la existencia de la relación
con España dejó profundas huellas en nuestro desarrollo. Estas se
manifiestan en el idioma español, la cultura, la arquitectura, la
religión, la fusión expresada en el sincretismo religioso, en el
llamado concepto “raza”, en la gastronomía e incluso, en
manifestaciones sobre la visión de mundo nos vinculan con esa
herencia española. Sin embargo, a pesar de esta huella, también se
encuentra presente en nuestro acervo histórico, dejado por esta
presencia colonial, las cicatrices de la esclavitud africana; el
despojo de nuestras riquezas; la sumisión y casi exterminio total de
nuestra población originaria; la persecución y el castigo; la
pobreza extrema; el racismo y el analfabetismo en la población. Son
manifestaciones de ese pasado colonial que no debemos olvidar.
También está prohibido olvidar la manera en que España entregó
sus últimas posesiones en el Caribe en el marco de la Guerra
Hispano-cubana-americana. En nuestro caso, lo hizo desconociendo la
personalidad jurídica que apenas menos de un año antes había
decretado el Reino de España en virtud de la Carta Autonómica de
1897. En las negociaciones del Tratado de París nos cedió a otro
país cual mercancía en un escaparte de ventas en una plaza pública.
En última instancia, como dijera el maestro Eugenio María de
Hostos, a Puerto Rico no podía obligar “un tratado de paz hecho en
París sin conocimiento ni aquiescencia del pueblo de Puerto Rico.”
De hecho, más recientemente, el recién confirmado Juez del Primer
Circuito de Apelaciones en Boston, Gustavo Gelpí, quien es de
orientación anexionista, también concluyó en su discurso de
instalación en la Academia de Legislación y Jurisprudencia lo
siguiente:
“España no podría ceder a Puerto Rico
porque Puerto Rico no era ‘res commercium’. Puerto Rico se
convirtió en una nación soberana en virtud de la Carta Autonómica
que España no podía cambiar sin el consentimiento de Puerto Rico.”
Precisamente la casa real Borbón que representa hoy el Rey Felipe
VI, es la casa real que bajo el reinado de Alfonso XIII y la regencia
por parte de su madre, cometió tal ofensa contra la dignidad de
nuestro pueblo. Pero como indica el refrán, “quien lo hereda no lo
hurta”, Felipe VI también comete tal agravio a nuestro país
cuando en el pasado y presente considera su visita a Puerto Rico no
como a una nación hispanoamericana, sino como parte de los Estados
Unidos de América.
¿Será acaso que Felipe VI, el día que viaje como Jefe de Estado a
Gibraltar, sentirá en sus adentros que ha llegado al Reino Unido de
la Gran Bretaña?
Es una desvergüenza que en el marco de su reciente visita a Puerto
Rico, como ocurrió en el año 2019 ante reclamos anteriores no
satisfechos de figuras como el presidente de México, Andrés Manuel
López Obrador, se halla obviado una vez más la oportunidad de
España ofrecer disculpas por las tropelías cometidas en siglos de
dominación colonial en las Américas. En lugar de ello, Felipe VI
nos dijo a los(as) puertorriqueños(as), sin más, que debíamos
estar “orgullosos todos, puertorriqueños, españoles y el resto de
pueblos hispanos”, respecto a los valores y principios que España
trajo a América, evocando en ello haber considerado a los indios
seres humanos dotados de alma.
Más aún, nos pareció también impropio de su parte pretender
falsificar la historia afirmando que el modelo de la presencia
española en América hizo de los nuevos territorios su incorporación
a la Corona en “igualdad con los demás reinos”. Por el
contrario, no fue sino hasta que España fue invadida por los
franceses que Puerto Rico y Cuba tuvieron representación en las
Cortes españolas, hoy conocidas por su momento histórico como las
“Cortes de Cádiz”. Si bien en dicho siglo se extendió a Puerto
Rico la ciudadanía española y con la Carta Autonómica se extendió
un gobierno propio dentro de la relación política autonómica con
el Reino español del cual formábamos parte, se trata de eventos que
fueron forzados no por la generosidad de España hacia nosotros, sino
producto de la propia decadencia del reino español y la guerra
librada en Cuba.
Esas murallas alrededor de la ciudad capital a las que se refirió
el Rey, son las mismas murallas que acogen los calabozos donde fueron
encarcelados luchadores independentistas y autonomistas durante ese
siglo XIX.
Con sobrada razón, en carta que le enviara el copresidente del
Movimiento Independentista Nacional Hostosiano (MINH), Julio Antonio
Muriente Pérez, le recordaba lo siguiente:
“La ciudad de San Juan fue edificada
por los conquistadores que estaban bajo las órdenes de sus
antecesores imperiales, con el propósito de establecer un enclave
colonial dirigido a garantizar la seguridad de las embarcaciones y
personas que participaban del saqueo de América. Fueron las manos y
las vidas de miles de esclavos, indígenas y trabajadores pobres los
que levantaron esta ciudad. Es el pueblo nuestro el que, con gran
valor y patriotismo ha forjado a Puerto Rico, a contrapelo de los
designios imperiales de Madrid y Washington.
Son ellos y ellas quienes merecen el homenaje, no el descendiente de
una monarquía depredadora y mezquina.”
Aprovechar Felipe VI la oportunidad para rememorar a Juan Ponce de
León, como conquistador y primer gobernador de Puerto Rico, cuando
tuvo la oportunidad de expresar la disculpa del Estado español por
los maltratos sufridos en Puerto Rico en esos 400 años de
colonialismo, por el exterminio de la población originaria, por la
introducción de la esclavitud africana, por el componte, y tantas
otras felonías, deja mucho que decir del monarca. Todavía estamos
auscultando cuáles son las bases, en el Derecho Internacional que el
Rey indica aportó España a nuestro país, dentro del marco de los
“derechos humanos universales.”
Ciertamente, su visita como “Jefe de Estado” a Puerto Rico
amerita que las autoridades le reconozcan como tal. Sin embargo, como
Jefe de Estado, el Rey debe comprender que en Puerto Rico todavía se
mantiene en vigor aquel Artículo IX del Tratado de París, negociado
entre España y Estados Unidos, refrendado por su antecesora la
entonces Reina Regente, María Cristina Habsburgo-Lorena. El mismo
nos condena aún a una relación de subordinación colonial, cuando
indica su redacción que “los derechos civiles y la condición
política de los habitantes naturales de los territorios aquí
cedidos a los Estados Unidos se determinarán por el Congreso” de
los Estados Unidos.
De ese lenguaje infame, junto con el Artículo IV, Sección 3 de su
Constitución, que dispone que el Congreso podrá disponer de, o
promulgar todas las reglas y reglamentos necesarios en relación
con, el territorio o cualquier propiedad perteneciente a los Estados
Unidos”, se ha valido dicho país para ejercer su hegemonía
colonial sobre Puerto Rico.
El Rey tuvo una magnífica oportunidad, si realmente valora ese
pasado vínculo entre España y Puerto Rico, de omitir toda
referencia a que estando en Puerto Rico, estaba en los Estados
Unidos. Como Jefe de Estado debe saber que el consenso alcanzado de
las naciones agrupadas en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños (CELAC), precisamente es el reconocimiento de nuestro país
como nación latinoamericana y caribeña. Esperamos también que en
algún momento, ese y no otro, sea el pronunciamiento de la Cumbre
Iberoamericana en sus declaraciones como instancia de convergencia de
España y Portugal con América Latina.
Ver:https://minhpuertorico.org/index.php/columnistas/66-alejandro-torres-rivera/8021-alejandro-torres-rivera
Preguntas para realizar el trabajo
1.-
¿Sacar las ideas principales de cada párrafo del artículo
:
“LA
VISITA DEL REY FELIPE VI A PUERTO RICO:
a los quinientos años de la
fundación de la ciudad capital,San Juan.” .
Valor de la
respuesta: seis (6) puntos
2.-
Analizar el
texto evidenciando
las premisas
del pensamiento Decolonial en su elaboración tales
como:
2.2.-EL
SURGIMIENTO DE LA MODERNIDAD COMO FALSO PROYECTO
CIVILIZATORIO.
2.3.-EL
RACISMO COMO ESTRUCTURA .
2.4.-EPISTEMICIDIO
2.5.-
MATRIZ COLONIAL DEL PODER
2.6.-COLONIALISMO
VS COLONIALIDAD
Valor
de la respuesta: 10 (diez) puntos
Trabajo
escrito, de investigación, cuando cite o copie
algún concepto o definición , por favor, poner la fuente consultada
o referencia bibliográfica. Sea claro y conciso .